lunes, 12 de diciembre de 2011

¿qué se hace cuando no se deprecia una moneda?

Ante una situación de crisis las soluciones tradicionales lanzadas por los economistas y gobiernos has sido: "estimular la economía" con el incremento del déficit público, la monetarización de la deuda que consiste en poner en marcha la imprenta del dinero, y la devaluación de la moneda que es una consecuencia de todo lo anterior y que consigue hacer las exportaciones más competitivas.

Pero ¿qué pasa cuando un país no domina la moneda? Lo mismo que pasa a cualquier Comunidad Autónoma dentro de España. Empieza una pelea por la competitividad. No caben devaluaciones competitivas, con lo que hay que conseguir es producir con menos costes.

Esa productividad se puede conseguir de muchas formas, unas más inteligentes y otras mucho más duras. Al final del proceso se tiene que producir una rebaja sustancial de los costes productivos. Se debe producir mucho más (o cantidad o valor añadido) por cada euro de coste de producción. En España los tres costes productivos más importantes son los salarios, la energía y los impuestos.

Parece claro que los impuestos sobre el trabajo no van a bajar en estos momentos. El estado se encuentra con un déficit considerable que debe corregir, y una de sus fuentes de ingresos más importante son los sueldos de los empleados. Que no se vayan a bajar no quiere decir que no sea un problema de fondo que no haya que atacar en algún momento. Deberíamos cuestionarnos la estructura impositiva del estado, que perjudica mucho a las empresas que quieren producir dentro del país.

El segundo es la energía. En este país se paga una prima por la energía excesiva, que hace que nuestras inversiones sean comparativamente improductivas. Es necesario un plan de energía nacional que aborde el tema desde un punto de vista estratégico para el país. No podemos seguir siendo tan dependientes en este apartado. Destroza nuestra balanza de pagos y la competitividad de nuestras empresas.

Y por último queda el factor trabajo. Los sueldos y salarios. Creo que todos empezamos a asumir que al final de la crisis tendremos unos sueldos y salarios más bajos que cuando la empezamos. es lo que se llama una depreciación real. Los sueldos bajarán en unos casos para hacer viable la empresa, en otros porque la administración pública haya tenido que rebajarlos por su imposibilidad de financiarlos, y en otros porque la pérdida del puesto de trabajo nos obligará a trabajar por menos. Es un proceso muy doloroso que afectará a nuestra capacidad de ahorro y gasto, pero que a su vez provocará una bajada sustancial del nivel general de precios.


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