La semana pasada tuvimos una muy buena noticia. El empleo en USA había crecido de forma considerable rebajando la tasa de desempleo al 8,6%. La mayor bajada mensual de los últimos años.120.000 puestos de trabajos fueron creados en noviembre (140.000 en el sector privado y -20.000 en el sector público).
Estos datos alentaban una recuperación en una de las potencias económicas, cuando además todas las noticias europeas son especialmente negativas. En Europa no dirigimos hacia una recesión y en USA parece que empiezan a crecer también en el empleo. Aunque debajo de estos datos de empleo se encuentre un gran componente estacional provocado por las contrataciones navideñas del comercio, no deja de ser una buena noticia.
Si embargo dentro de los porcentajes siempre existe un numerador y un denominador que quizás requieran de una perspectiva más amplia en el espacio y en la propia definición del indicador.
Cuando los tados de empleo se miden sobre el total de la población entonces los resultados parecen muy diferentes. Incluso en USA los datos empiezan a europiarse. Ahora sólo el 58% de la población está trabajando, muy lejos de los 66% vividos en las épocas de mayor explendor. Y eso que hablamos de un país donde el crecimiento de la población se acerca a un 3% anual. No estamos hablando de la Vieja Europa donde la población se encuentra estancada y envejeciendo.
Entonces empiezan a plantearse otras preguntas, ¿Es el sistema sostenible? Con este porcentaje de población trabajando puede un sistema público sobrevivir o hemos llegado al final de un sistema.
Cuando los tados de empleo se miden sobre el total de la población entonces los resultados parecen muy diferentes. Incluso en USA los datos empiezan a europiarse. Ahora sólo el 58% de la población está trabajando, muy lejos de los 66% vividos en las épocas de mayor explendor. Y eso que hablamos de un país donde el crecimiento de la población se acerca a un 3% anual. No estamos hablando de la Vieja Europa donde la población se encuentra estancada y envejeciendo.
Entonces empiezan a plantearse otras preguntas, ¿Es el sistema sostenible? Con este porcentaje de población trabajando puede un sistema público sobrevivir o hemos llegado al final de un sistema.
Estos datos trasladados a nuestro pais donde ahora trabajamos unos 17 millones de personas, de los cuales 3,5 millones son empleados de las administraciones públicas, sobre una población total de 45 millones, son todavía mucho más dramáticos. ¿Pueden 14 millones de trabajadores del sector privado mantener a una población de 45 millones? ¿Pueden 17 millones de trabajadores totales mantener a 45 millones? ¿un 37% de la población puede mantener al otro 63%?
El problema no se queda aquí. La población envejece y somos más cada vez los jubilados. La medicina mejora nuestra esperanza de vida. Es un verdadero avance de la humanidad que seguro se va a multiplicar en las próximas décadas. ¿Será entonces el sistema sostenible? ¿Moriremos de éxito? Está claro que no será sostenible con las premisas con las que ahora está construído. Tendremos que hacer las cosas de forma diferente.
Y por si fuera poco, los 8,5 millones de jubilados que ahora tenemos en España votan. Esa parte de la población que requiere más serviciós públicos (medicina, pensiones, servicios sociales...) van a convertirse en la mayoría relevante en las elecciones.
Está claro que todos los paradigmas con los que nos hemos criado deberán replantearse. España debe asumir muchos retos a corto, el saneamiento del sector público, la reforma del sistema financiero y la competitividad de nuestro país en un entorno global. Pero también debe asumir retos a largo plazo. Y estos si que no tienen ahora una respuesta.
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